Esta investigación pone de manifiesto que hay un odio en dichos mensajes lo suficientemente alto como para perturbar el debate público, pero lo suficientemente bajo para no entrar en problemas legales.
Estructura moral, sentido de propósito y de comunidad, militancia desde muy jóvenes… Los grupos terroristas ETA e IRA mantienen muchas similitudes en cuanto a su estructura y objetivos, pero también algunas diferencias como la participación femenina o la edad.
El odio hacia el rival político, en muchas ocasiones ligado a la desinformación, es una emoción intensa que desplaza a la razón e instala ideas que persisten en el tiempo, mucho más si se hace en pequeñas dosis.
Una investigación en España, Italia y Grecia ha analizado la representación de la inmigración en los medios de comunicación, el discurso de odio en redes sociales y las percepciones de los periodistas en esos países.
Los desacuerdos nos rodean y muchas veces nos distancian y nos hacen más intolerantes. Entenderlos en el contexto digital resulta fundamental para mejorar la calidad de nuestro debate público.
Un estudio identifica escenarios, agentes y estrategias para afrontar los discursos de odio en adolescentes y descubre que el arte puede ayudar a cuestionarlos y hacerles frente.
La actitud abierta de los jóvenes hacia personas con diversidad sexual es cada vez mayor, como también lo es su preocupación por el descubrimiento de su sexualidad, especialmente si no son heterosexuales.
El Congreso de los Diputados de España ha aprobado modificar el Código Penal para incluir expresamente el antigitanismo como delito de odio. Sin embargo, este ya incluía las penas por los delitos de odio a etnias.
Las armas de fuego ya son la principal causa de muerte de los menores estadounidenses, especialmente en casos de suicidio. Desde el 11-S ha habido más muertes por atentados cometidos por radicales de extrema derecha que por yihadistas.
Un estudio que ha empleado técnicas computacionales para analizar 850 000 tuits de toda Europa entre 2015 y 2020 destaca la mayor presencia de odio en países como Italia y Grecia, algo que contrasta con los reducidos niveles de odio presentes en España, un país con unas condiciones socioculturales y económicas semejantes.
Las expresiones verbales del odio tienen un potente reflejo en la cognición. El discurso del odio es un acto de habla que activa los sistemas emocionales del cerebro, busca acciones en el otro e instiga a que los demás actúen.
Lo que ocurrió en el madrileño barrio de Chueca el pasado 18 de septiembre no fue una apoteosis de libertad de expresión. Varios grupos de ultraderecha lanzaron frases y soflamas de odio objetivo homófobo que vulneran claramente la dignidad del colectivo LGTBI+ y que, según los expertos, merecen un castigo penal.
Contra los delitos de odio no bastan las leyes. Es necesaria otra cultura política y educación para conseguir una sociedad más tolerante, especialmente hacia el colectivo LGTBI. El silencio de unos partidos y las proclamas de otros en contra de este grupo está siendo un caldo de cultivo para empeorar la situación.
¿Cómo impacta el discurso del odio en la red en la vida de los jóvenes? Cada vez lo asumen más y ven Internet como una “ciudad sin ley” ingobernable que hay que atravesar para poder disfrutar de las ventajas que les ofrece el entorno virtual.
La mala reputación de los gitanos rumanos hace que el rechazo hacia ellos sea como un círculo vicioso sin fin. ¿Cómo podemos cambiar los esquemas mentales predominantes sobre una cultura que es considerada en muchos casos como “criminal”?
Debemos reflexionar sobre si es mejor ignorar o entablar un debate sobre la retórica de odio de algunas personas. Si restringimos este tipo de expresiones, permitiremos que la paralización comunicativa regule nuestras sociedades.
El odio parece ocupar últimamente mucho espacio en los medios, pero hay pocos estudios que analicen el concepto de odio. Lejos de ser algo lejano, algunos odios acaban por definir nuestras identidades, mientras otros son especialmente condenables. El odio es una pasión o emoción que a veces tiene algo de paradoja.